
Paso a paso
Rafael Leopoldo Aguilera
Tensión política
Fátima Herrera acaba de ser nombrada portavoz del grupo municipal del PSOE de la capital. La nueva cara visible de los socialistas llega sin mochila, con preparación más que suficiente y con el bagaje de dos años de legislatura en los que ha tenido que padecer, nunca lo contará, los caprichos, las luchas encarnizadas, los celos y todas aquellas zancadillas que ustedes quieran imaginar. Los siete ediles que tiene el PSOE en el Ayuntamiento, mermados legislatura tras legislatura, se han encargado durante este tiempo más de minar y dañar a sus compañeros que de hacer una oposición sería, responsable y, sobre todo cercana a los vecinos y a los problemas que tienen. El PSOE hace mucho tiempo que dejó de ser un partido en el que su principal seña de identidad era el trabajo cotidiano con los vecinos y la cercanía con los ciudadanos para convertirse en una formación a la americana con algún engrase, menos del deseado, cuando llegan las elecciones, y a partir de ahí a vegetar y mantener el puesto y el sueldo durante cuatro años. Y así les va. La señora Herrera tiene los mimbres necesarios para hacer cambiar la estructura, para dar la vuelta a un calcetín apolillado, con demasiados rotos y remiendos. Viene de una familia qe ha vivido la política como servicio público más que como ejercicio para servirse. No lo va a tener fácil. Las alianzas de hoy, precarias, serán con seguridad las rupturas del futuro a poco que se salga del guión establecido. Y eso es precisamente lo que tiene que hacer. Si decide no romper con lo existente y deslizarse por el mismo camino que han seguido hasta ahora el fracaso estará a la vuelta de la esquina. Ante un PP fuerte y que posiblemene volverá a ganar con holgura las municipales, sólo le resta avanzar en la línea de proyección de la ciudad, del conocimiento de sus vecinos y tratar de imprimir carácter y otra forma al ejercicio de la oposición. Para empezar debe ser nominada, sin tardar, candidata. Día que se pierda en fuegos fatuos y palabras vacías, son armas que el actual gobierno municipal aprovechará. Lo ha hecho hasta ahora la alcaldesa casi sin despeinarse, apoyada en una mayoría absoluta sólida y sin oposición aparente. Por delante tiene dos años en los que está todo por hacer. De su inteligencia, que la tiene, de su preparación, evidente, y de su capacidad de convencer con propuestas creíbles, puede haber una líder a la vuelta de pocos años.
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