Una multitud arcoíris desafía a Orban en las calles de Budapest

Hungría

La prohibición que intentó aplicar el Gobierno húngaro hizo de esta marcha del Orgullo la más multitudinaria y reivindicativa de su historia

Orban propone a los países de la Unión Europea una "rebelión" contra la política migratoria

Participantes en la Marcha del Orgullo en Budapest.
Participantes en la Marcha del Orgullo en Budapest. / Luis Lidón (Efe)
Luis Lidón · Marcelo Nagy (Efe)

28 de junio 2025 - 19:53

Budapest/"La libertad y el amor no pueden prohibirse". Con este lema por bandera, decenas de miles de personas tomaron este sábado las calles de Budapest para celebrar de forma pacífica y festiva el Orgullo y desafiar la prohibición que intentó aplicar el Gobierno del ultranacionalista Viktor Orban.

Desde mediodía, el parque del Ayuntamiento fue llenándose de colores, pancartas y consignas, y después de arrancar, a las 15:00, la marcha desbordó el centro de la capital con una afluencia masiva.

La presencia de dos protestas ultraderechistas, con apenas unas decenas de personas, obligó a modificar el recorrido original porque algunos de los extremistas estaban apostados en el simbólico puente de la Libertad por el que iba a transcurrir la marcha.

La prohibición del Orgullo por parte de Orban hizo que la marcha de este sábado se convirtiera en la más multitudinaria en sus 30 años de historia, con el portal HVG cifrando la asistencia en al menos 70.000 personas, mientras que otros medios vaticinaban incluso más de 100.000.

A pesar de que Orban advirtió el mismo viernes contra la participación en la marcha, que este año además de multitudinaria fue más reivindicativa que nunca, la presencia policial en las calles fue escasa.

Un acto de resistencia colectiva

Más que una marcha, el Budapest Pride, el nombre oficial del evento, se convirtió en un acto de resistencia colectiva de opositores y críticos frente a los intentos de censura del Gobierno de Orban.

Los pocos agentes desplegados estaban más centrados en contener a los grupos ultraderechistas para que no causaran problemas que en tratar de entorpecer el recorrido del Orgullo.

La marcha pudo llevarse a cabo porque el alcalde ecologista de Budapest, Gergely Karacsony, convirtió la celebración en un acto municipal, por lo que no requería permiso nacional.

Además, decenas de políticos y parlamentarios de otros países europeos acudieron a la capital húngara en apoyo al colectivo LGTBI y al alcalde de Budapest.

"No vamos a dar un paso atrás ni un milímetro en nuestros derechos y libertades, por eso hemos venido activistas y cargos públicos de toda Europa", explicó a Efe la ex alcaldesa de Barcelona Ada Colau.

"Orban, de hecho, está fracasando porque está consiguiendo que la manifestación del Orgullo vaya a ser más masiva que nunca en Budapest. Y éste es el mensaje: si intentan prohibir nuestros cuerpos, nuestros deseos, nuestra identidad, lo que van a conseguir es que salgamos más a la calle", agregó.

Unos 70 europarlamentarios viajaron a Budapest para participar en la marcha, al igual que numerosos políticos nacionales, regionales y locales de varios países, como España, Italia, Países Bajos, Alemania o Austria, entre otros.

La representante política de más alto rango era la vicepresidenta segunda del Gobierno de España, Yolanda Díaz, que compartía la cabecera de la marcha con el alcalde de Budapest y a la que también acompañó el ministro español de Cultura, Ernest Urtasun.

Además de activistas llegados de Hungría y de toda Europa, a la marcha asistieron muchos ciudadanos húngaros, en algunos casos familias enteras y personas de edad avanzada, que declaran están hartos de que Orban trate de imponerles cómo deben de vivir.

"Para mí esto no va sólo de la Marcha del Orgullo. Llegó el punto en el que me harté de la política del Gobierno", explicó a Efe Eva Balog, profesora de 40 años. "Basta, ya basta", afirmó la docente, quien agregó que para ella la marcha es "una protesta contra lo que está pasando en Hungría".

Otra participante, que no quiso dar su nombre, dijo que todos los años participa en la marcha del Orgullo y afirmó que "no podía no venir", y aseguró que dada la enorme multitud que participó es todo un varapalo para Orban.

Andrea, una mujer de 50, explicó a Efe que "querían prohibir el Orgullo, pero no pueden hacerlo". "No tengo miedo de las multas, participé en un evento del ayuntamiento que convocó el alcalde. No me pueden multar, sólo di un paseo por la ciudad", agregó.

Una joven universitaria que portaba una camiseta con el lema Freedom Or ban (Libertad o prohibición, en inglés), con un juego de palabras que equipara el apellido de Orban con la palabra prohibición, decía que simplemente se manifestaba porque no quería que su país fuera como Rusia.

"Hungría es un país europeo, no es una región de Rusia, ni queremos serlo. Queremos ser libres", explicó a Efe recordando que la inspiración de las leyes contra el colectivo LGTBI proviene de la Rusia de Vladimir Putin.

Una reciente encuesta realizada por el instituto demoscópico Publicus indica que el 78% de los ciudadanos de Budapest estaba en contra de la prohibición policial de la marcha, que alegaba una reciente ley aprobada por el Gobierno ultranacionalista.

Esta norma, impulsada por el Fidesz, el partido de Orban, estipula que se pueden prohibir eventos públicos si éstos ponen en peligro lo que definen como el desarrollo "adecuado" de los menores de edad.

El propio primer ministro advirtió que los participantes en la marcha no autorizada podrían sufrir consecuencias legales, como multas de hasta 200.000 forintos (unos 500 euros).

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